QUERIDO HIJO:
Mientras vivas en esta casa obedecerás las reglas. Cuando tengas tu casa obedecerás tus propias reglas.
Aquí no gobierna la democracia, no hice campaña electoral para ser tu madre: tú no votaste por mí.
Somos madre e hijo por la gracia de Dios, y yo acepto respetuosamente el privilegio y la responsabilidad aterradora.
Al aceptarla adquiero la obligación de desempeñar el papel de madre. No soy tu amiga, no soy tu chofer, no soy tu cajero automático, no soy tu mujer de limpieza … SOY TU MADRE
¡Me enojaré contigo, te sermonearé, te volveré loco, seré tu peor pesadilla y te seguiré cuando sea necesario PORQUE TE AMO!!!
Cuando TÚ puedas comprender eso, sabré que eres un ADULTO RESPONSABLE..
¡Nunca encontrarás a alguien que te ame, ore, se preocupe y le importes más que a MÍ!!
No soy tu compinche, nuestras edades son muy diferentes. Podemos compartir muchas cosas, pero no somos compañeros. Soy tu madre
¡Y eso es cien veces más que una amiga!
También soy tu amiga, pero estamos en niveles completamente distintos.
En esta casa harás lo que yo diga y no debes cuestionarme porque todo lo que yo ordene estará motivado por el amor.
Te será difícil comprenderlo hasta que tengas un hijo, mientras tanto confía en mí…
Atentamente, Tu Madre
REFLEXIONES PARA LA FAMILIA
- El saco de carbón
- Quiero el divorcio
- Ahora que ya morí
- Las entradas del circo
- El consejo del águila
- La maravilla de un nacimiento natural
- Yo soy una persona de la tercera edad