Los verdaderos tesoros son las bendiciones de Dios.
Si te empeñas solo en tener y almacenar cosas, te convertirás en esclavo de tus posesiones, temiendo que alguien te las quite o que se deterioren.
Los verdaderos tesoros son las bendiciones que solo Dios puede darte. Esos nadie te los podrá quitar.
Nadie te podrá quitar tu pasado, tus recuerdos, tus sueños, tus logros, ni el amor de tus amigos y seres queridos.
Lo más valioso de la vida no es lo que tenemos, sino a quienes tenemos.
El mejor regalo que te pueden entregar, es un abrazo de un amigo y que te diga de corazón:
«Pase lo que pase, puedes contar conmigo».
Lucha por las cosas necesarias, pero sueña con las bendiciones de Dios.
REFLEXIONES CRISTIANAS
- La paciencia
- Dios nunca se equivoca
- No tengo ganas de orar
- El campesino y la rutina
- Yo soy el más bendecido
- Si de verdad queremos AMAR
- Que tu felicidad dependa de DIOS