Abriendo los ojos.
El propietario de una hermosa casa recibió por primera vez la visita de un pariente lejano. Éste perjuraba y blasfemaba sin cesar. Cuando se le preguntó si no temía ofender a Dios al proferir semejantes palabras, el visitante respondió que no, porque decía que él nunca había visto a Dios.
Al día siguiente, los dos hombres miraron juntos algunos cuadros:
–Los pintó mi hijo, dijo el propietario.
El visitante quedó maravillado, pero las sorpresas todavía no se habían acabado. A lo largo del día, los dos hombres tuvieron la oportunidad de admirar varios trabajos realizados por el hijo del anfitrión en diversos campos como el jardín de adorno, la instalación interior e incluso arreglos en el seno de la comuna.
Cada vez el visitante preguntaba:
–¿Quién hizo esto? Invariablemente obtenía la misma respuesta: –¡Mi hijo!
Finalmente, el hombre exclamó:
–¡Qué suerte tener un hijo así!
–¿Cómo puede decir semejante cosa?
Usted nunca ha visto a mi hijo:
–¡Pero veo lo que hizo!, fue la respuesta:
–Pues bien, venga a la ventana y mire todo lo que hizo Dios. Usted nunca lo ha visto, sin embargo, ¡ha visto sus obras!
A Dios nadie le vio jamás, pero se le puede contemplar en su creación y reconocer su existencia y grandeza.
Puede y debemos creer que este gran Dios Creador también es el Dios Salvador, quien dio a su Hijo Jesús para llevarle a él.
Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría.
No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz. – Salmo 19:1-4.
DIOS LES BENDIGA
Reflexiones cristianas
- ¿ Qué es el éxito ?
- Yo lo sé todo de ti
- Cicatrices del alma
- ¿ Entregarías a tu hijo ?
- Si alguna vez sientes que nadie te quiere
- No tires la toalla, no te desesperes, no desistas