Perdóname por ser mujer
Nunca pensé que sentiría angustia, pánico, miedo y terror por ser de ser quien soy.
Nunca pensé que tendría que soportar el calor porque usar un vestido, una falda o un pantalón corto se convertiría en un castigo.
Tampoco imaginé que el sueño se convertiría en algo que tuviera que limitar.
Nunca imaginé que negaría mi soledad, que ir al cine, de compras, a la escuela o al trabajo se convertiría en un riesgo contra el tiempo.
Mucho menos imaginé que me cortarían las alas, que volar en otra ciudad sería mi dolor. Ir corriendo sería el final de mi objetivo, ir a estudiar sería imperfecto.
No puedo creer que no pueda escuchar música mientras camino por la calle tranquila.
Perdóname por ser mujer, me disculpo por despertar el deseo a los ojos de este psicópata que me mira mientras camino, por ser dinero en manos de un traficante que me mira en el trabajo y por ser un capricho para los sentimientos de un loco que no tiene nada que ver con mi cuerpo y decide entregárselo a sí mismo por placer.
Mi voz se oye cada vez menos y mis sueños se vuelven cada vez más extraños.
Perdóname por ser amable, delgada, alta, alta, alta, alta, blanca, gorda, baja o morena.
Siento ser una mujer que aspira, que trata de soñar, de sentir y sobre todo de vivir.
Nunca imaginé que salir atada, envuelta en miedo y angustia, sería mi vida diaria, me disculpo por ser mujer y por ser el negocio o pasatiempo de tantos demonios que trato de llevarlos conmigo al infierno.
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