El perdón es uno de los actos más poderosos y liberadores que podemos realizar. Nos permite dejar atrás el dolor y el resentimiento, sanando heridas que de otro modo nos mantendrían prisioneros del pasado. Sin embargo, es crucial entender que el perdón no debe ser confundido con la permisividad.
Perdonar no significa aceptar que otros nos lastimen una y otra vez. El perdón no exime a nadie de la responsabilidad de sus acciones ni justifica el daño repetido.
Al contrario, cuando perdonamos, también estamos llamados a protegernos, estableciendo límites claros que impidan que se abuse de nuestra bondad. Porque el respeto propio es el complemento perfecto del perdón.
En cada relación, ya sea con amigos, familiares o parejas, es esencial encontrar un equilibrio. Perdonar a alguien no implica que debamos permitir que esa persona continúe lastimándonos.
Establecer límites es una forma de decir: «Te perdono, pero también me respeto a mí mismo lo suficiente como para no tolerar un comportamiento que me daña». Es una manera de cuidarnos y asegurar que nuestras relaciones se basen en el respeto mutuo y la dignidad.
No porque exista el perdón la gente tiene derecho a dañarnos las veces que quiera.
«El perdón no es una licencia para el daño repetido. Establece tus límites.»
Perdonar es un acto de amor hacia uno mismo, pero también lo es establecer límites. No permitas que el perdón se convierta en una justificación para el maltrato continuo. Tú tienes el derecho de protegerte y exigir el respeto que mereces.
Perdonar no es permitir que te dañen una y otra vez. Establece límites y exige el respeto que mereces. ✋❤️ #PerdónConLímites #RespetoMutuo #AmorPropio #Autoestima #BienestarPersonal
