Es preciso florecer ahí donde la vida nos ha plantado.
La vida es todo un proceso y florecer en ella lo es aún más. Tienes que cuidar las raíces y convertirlas en tronco, el tronco en ramas, las ramas en flores y exprimirte el corazón para dar perfume.
La vida no florece sola. Tienes que trabajar para que suceda. Las cosas no se te dan gratis, tienes que pagar y trabajar por lo que valen.
El fruto o los resultados no se dan de buenas a primera, tienes que abonar y regar.
Los pozos no se llenan solos. Tienes que cavar hondo, buscar el agua, ver lo que les cabe y sentarte en la sombra.
Los frutos no llegan por arte de magia, tienes que ponerles sol, agua, aire, tierra.
Tienes que cuidarles la semilla, espantar los pájaros, madurar la cáscara, y luego, probar si están en punto para dar sabor a la vida.
Como ves, se nos da todo pero en materia prima. Y sólo somos nosotros lo que decidimos hacer con lo que se nos da.
Puedes trabajar en ello o seguir esperando que suceda, pero recuerda que del cielo sólo cae la lluvia.
La vida florece sólo cuando TÚ haces que suceda.
Ábrete a las oportunidades, los cambios, la vida.
Siempre ten presente que el florero no se queda siempre con la misma agua estancada, es necesario renovarla, renuévate TÚ también.
Reflexiones de la vida
Reflexiones de la vida
- Luz y camino
- Un lazo que nos une
- No ignores la tristeza
- Mirando las estrellas
- El mejor regalo que puedes dar
- Tarea para hoy: Cuidar mi cuerpo