martes, octubre 8, 2024
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El miedo mata más que la muerte misma

El miedo mata más que la muerte misma

En un lejano pueblo, vivía un gran médico conocido por todo el mundo por su abnegada voluntad para ayudar a toda la gente. Ya fuesen ricos o pobres sin mirar su condición social.

Un día estaba el médico en su casa cuando llegó un muchacho reclamando su ayuda.

No le pedía mucho, solo que atendiese a su madre que estaba muy mal por culpa de su último embarazo el cual le estaba arrebatando la vida tanto a ella, como a su hijo no nacido.

El médico escuchó atentamente al muchacho y le comentó que ni bien acabase de atender sus quehaceres para con sus vecinos, acudiría a casa del muchacho para atender a su madre y hermano.

Al cabo de las horas y después de haber visitado a todos sus paisanos, el médico cogió su caballo y se dirigió hacía el pueblo vecino.

Cuál no fue su sorpresa que a la salida del pueblo se encontró de cara a cara con la Peste, vestida con su hábito de muerte.

Al verla se alarmó y con reparo y temor, le preguntó que a cuantos se iba a llevar.

Esta le respondió que a mil doscientos; el médico sopesó la idea de quedarse para atender a sus paisanos..

¿Qué hacer?, sabía a ciencia cierta que no los iba a poder salvar, que su suerte estaba echada. Sin embargo si seguía su camino, podía salvar dos vidas. la de una madre y un bebé, aparte de traer la alegría a una casa a pesar de la pena que la Peste dejaría en otras muchas.

Muy a su pesar siguió su camino en dirección al pueblo vecino pensando que hacía lo mejor.

Llegó, atendió a la madre en el parto y logró salvar la vida de los dos; la madre y el recién nacido. Al salir se cruzó con un conocido de la familia y le preguntó si sabía algo de la peste a la cuál dejó a la entrada de su pueblo.

Este le respondió que sí, que sabía que la peste había matado a mil ochocientos habitantes del poblado del médico.

Él cogió su caballo y lo espoleó para arribar lo antes posible y poder ayudar a sus paisanos. Antes de entrar al pueblo vio salir a la Peste con aire cansino. Se colocó delante de ella y le espetó con rabia, furia y dolor que porque le había mentido ya que, le comentó que solo se iba a llevar a mil doscientos y el saldo final de muertos era de mil ochocientos.

Esta le dijo que no le había engañado, que ella solo mató a mil doscientos: el resto murió por miedo.

Eso le pasa a muchos, Mueren lentamente por miedo.

Miedo a perder lo que tenemos.
Miedo a no conseguirlo que se desea.
Miedo al que dirán. Miedo a los problemas del día a día.
Miedo a lo desconocido.
Miedo al dolor y a las enfermedades etc etc.
Dejemos de tener miedo. Luchemos, el que lucha puede perder, el que no lucha está perdido.

Yo luché, y hoy, ¡HOY SOY FELIZ!

REFLEXIONES DE LA VIDA

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