El collar de perlas.
Viviana era una linda niña de cinco años de ojos relucientes. Un día, mientras ella con su mamá visitaban una tienda, Viviana vio un collar de perlas de plástico que costaba $2.50.
¡Cuánto deseaba poseerlo!
Preguntó a su mamá si se lo compraba.
Su mamá le dijo:
Hagamos un trato, yo te compraré el collar, y cuando lleguemos a casa haremos una lista de tareas que podrás realizar para pagar el collar. Y no te olvides que para tu cumpleaños es muy posible que tu abuelita te regale ¡un billete de un dólar enterito! ¿Está bien?
Viviana estuvo de acuerdo, y su mamá le compró el collar de perlas. Viviana trabajó con tesón todos los días para cumplir con sus tareas, y tal como su mamá le mencionara, su abuelita le regaló un billete nuevo de un dólar para su cumpleaños.
En poco tiempo Viviana canceló su deuda. ¡Viviana amaba sus perlas!
Ella las llevaba puestas a todas partes; al kínder, a la cama, y cuando salía con su mamá a hacer los mandados.
El único momento que no las usaba era cuando se bañaba. Su mamá le había dicho que las perlas con el agua, ¡le pintarían el cuello de verde!
Viviana tenía un padre que la quería muchísimo. Cuando Viviana iba a su cama, él se levantaba de su sillón favorito para leerle su cuento preferido.
Una noche, cuando terminó el cuento, le dijo:
«Viviana, ¿tú me quieres?», «Oh sí papá, ¡tú sabes que te quiero!».
«Entonces, regálame tus perlas». «¡Oh, papá! ¡No mis perlas!» dijo Viviana.
«Pero te doy a Sofia, mi muñeca favorita. ¿La recuerdas?, tú me la regalaste el año pasado para mi cumpleaños.
Y te doy su ajuar también, ¿está bien papá?» «Oh no hijita, está bien, no importa», dijo, dándole un beso en la mejilla.
«Buenas noches pequeña».
Una semana después, nuevamente su papá le preguntó al terminar el diario».
Viviana, ¿tú me quieres?», «Oh sí papá, ¡tú sabes que te quiero!».
«Entonces regálame tus perlas». «¡Oh, papá! ¡No mis perlas!
Pero te doy a Lazos, mi caballo de juguete, ¿lo recuerdas? Es mi favorito, su pelo es tan suave y tú puedes jugar con él y hacerle trencitas.
Tú puedes tenerlo si quieres papá». «Oh no hijita, está bien,» le dijo su papá dándole nuevamente un beso en la mejilla,
«Dios te bendiga, felices sueños».
Algunos días después, cuando el papá de Viviana entró a su dormitorio para leerle un cuento, Viviana estaba sentada en su cama y le temblaban los labios.
«Toma papá» dijo, y estiró su mano. La abrió y en su interior estaba su tan querido collar, el cual entregó a su padre.
Con una mano, él tomó las perlas de plástico y con la otra extrajo de su bolsillo una cajita de terciopelo azul.
Dentro de la cajita había unas hermosas perlas genuinas. Él las había tenido todo este tiempo, esperando que Viviana renunciara a la baratija para poder darle la pieza de valor.
Y así es también con nuestro Padre Celestial. Él está esperando que renunciemos a las cosas sin valor en nuestras vidas para darnos preciosos tesoros.
¿No es bueno el Señor?
Esto me hace pensar las cosas a las cuales me aferró y me pregunto: ¿qué es lo que Dios me quiere dar en su lugar?
REFLEXIONES CRISTIANAS (VÍDEOS)
- Dios te ama.
- Las manos del abuelo
- Oración de la Serenidad
- La niña de las manzanas
- El agua que quería ser fuego
- ¿Dios aún habla con las personas?
- Hoy oré por ti y le agradecí a Dios por tu existencia