De una madre a su amada hija
Hija mía; Sé Tú, Sólo Tú
Hija no quiero que te parezcas en lo más mínimo a mí, ni siquiera en una pestaña. No eres la continuación ni de mi apellido, ni de mi forma de ser.
No eres mi apéndice, pues eres única e indispensable.
No serás lo que nunca pude ser, ni te lanzaré por senderos que hubiera querido recorrer.
Eres sencilla y llanamente diferente, desafiante al exponer tus puntos de vista y realmente quisiera que seas tu propia escultora, que tu cincel haga pedazos las asperezas y redondee las puntas que te afligen.
Eso sólo lo puedes hacer tú, no fabriques tus cimientos y columnas sobre nadie, sé fuerte, sé digna, no regatees ni en las tiendas y mucho menos en el amor.
Por sobre todas las cosas del mundo, sólo te pido algo:
Sé todo lo que quieras ser, mientras te haga feliz:
Vende helados, ilusiones, compra nubes, pendientes, zarandea a la vida y no sigas a los demás, no creas en lo que te digan, sólo hazlo si a ti te apetece.
Sé timón, nunca ancla, sé mar, nunca arroyuelo, sé tú, sólo tú.
REFLEXIONES PARA LA FAMILIA
- El amor perfecto
- ¿Qué son los nietos?
- Una lección para cada hijo
- Carta de un hijo a sus padres
- La mujer que amansó al león
- El último beso que no le dí a mi madre
- Diario inconcluso de un bebe por nacer