La ranita perseverante.
INTRIDUCCIÓN
En el mágico mundo de las fábulas, existe una historia que nos enseña valiosas lecciones sobre la perseverancia y la esperanza. Conozcamos a la Ranita Perseverante y su increíble travesía en busca de la libertad.
Sucedió una vez que dos ranitas salieron a dar un paseo. Como hacían a menudo, recorrían los prados que rodeaban su charca saltando alegremente. Hasta que un día sucedió algo totalmente inesperado:
Tras un salto ni más ni menos largo cayeron dentro de un balde que el vaquero había olvidado cerca del establo y que aún guardaba bastante leche.
Al principio las ranitas no comprendían qué había sucedido, incluso encontraban divertida la situación. Pero pronto se dieron cuenta de que aquello se estaba convirtiendo en una trampa: por mucho que se esforzaban por salir del cubo, las paredes metálicas eran demasiado lisas y el borde quedaba demasiado alto. Y así lo único que podían hacer era nadar y nadar para no ahogarse en la leche.
Pero el tiempo pasaba y el cansancio se apoderaba de ellas. ¿Te has dado cuenta de que nunca vamos a salir de aquí?, le dijo la ranita mayor a la más joven. Nuestras patitas no podrán soportarlo mucho tiempo y me temo que nunca saldremos de esta. Moriremos aquí. No importa, respondió la otra ranita.
No podemos hacer otra cosa que nadar. Nada y no te lamentes. Conserva tus fuerzas. Y las ranitas siguieron nadando y nadando y nadando sin descanso. Al cabo de unas horas, la ranita mayor volvió a quejarse:
Nunca saldremos de aquí, este será nuestro final. Me duelen las ancas y ya casi me es imposible seguir nadando. En verdad ha llegado nuestro fin. A lo que la ranita pequeña respondió: Nada y calla; no pierdas la esperanza.
Simplemente, confía y sigue luchando. Y así siguieron, nadando y nadando; pero el tiempo pasaba y sus fuerzas menguaban, pues no paraban de dar vueltas, una detrás de la otra, concentradas en el movimiento de sus patitas y en mantener la cabeza fuera del líquido.
No puedo más, volvió a quejarse la ranita mayor, De verdad te digo que ya no puedo más. Ya no siento las ancas, ya no sé si las muevo o no. No veo bien y no sé hacia dónde me muevo. Ya no sé nada.
Continúa nadando, replicó la otra ranita. No importa cómo te sientas, no pienses siquiera en ello. Sigue adelante, continúa. Sacaron fuerza de flaqueza y siguieron nadando y nadando.
Por poco tiempo, pues la rana mayor pronto cejó en el empeño y con apenas un aliento de voz susurró:
Es inútil. No tiene ningún sentido seguir luchando. No entiendo qué estamos haciendo, por qué he de seguir nadando. Nunca podremos escapar.
¡Nada, nada! ¡Sigue nadando! Y aún reunieron fuerzas para nadar unos instantes más…, hasta que la ranita mayor, extenuada, abandonó y murió ahogada.
Y también la ranita más joven sintió la tentación de abandonar la lucha, de dejarse vencer y acabar con aquello, pero siguió nadando y nadando mientras se repetía a sí misma:
Nada, nada. Un poco más, solo un poco más. Continúa nadando. ¡Nada! ¡Nada! Pero el tiempo pasaba y la ranita se sentía cada vez más débil.
Le dolían las ancas, todo el cuerpo le dolía, pero ella seguía nadando, nadando, moviendo sin cesar sus pequeñas extremidades. Y de pronto sucedió algo sorprendente.
Bajo sus patitas empezó a notar algo de mayor consistencia que la leche, algo sólido, así que reunió las últimas fuerzas que le quedaban, se apoyó en aquella masa y saltó… justo por encima del borde del balde, para ir a parar a la seguridad del prado.
¡Con el movimiento continuo de sus patitas la leche había empezado a convertirse en mantequilla! Y la consistencia de la mantequilla le había ofrecido un punto de apoyo desde el que saltar.
Gracias a la perseverancia en su esfuerzo y a que no se había dejado derrotar por el cansancio o él sin sentido, había sido capaz de transformar una situación terrible en una ocasión de liberación.
Conclusión:
La historia de la Ranita Perseverante nos recuerda que, incluso en las circunstancias más desafiantes, la determinación y la fe pueden llevarnos más allá de nuestros límites. Su valentía para seguir nadando, a pesar de todas las adversidades, nos inspira a nunca renunciar a nuestros sueños y metas.
REFLEXIONES DE SUPERACIÓN
- Si alguna vez te sientes sola
- Deja de hacerte el pobrecito
- Tengo miedo a crecer
- Actitud mental positiva
- Ten cuidado si nunca lo haces
🐸 La Ranita Perseverante nos enseña que, con determinación y esperanza, incluso lo imposible se vuelve posible. 💪 Descubre su inspiradora historia de transformación de la leche en mantequilla. ¡No dejes de luchar por tus sueños! 🌟 #RanitaPerseverante #Inspiración #Fábula