El paraguas y la fe.
En un pueblecito de zona rural en los años 50, se produjo una larga sequía que amenazaba con dejar en la ruina a todos sus habitantes, debido a que subsistían con el fruto del trabajo del campo.
A pesar de que la mayoría de sus habitantes no eran creyentes, ante la situación límite, marcharon a ver al cura párroco y le dijeron:
– «Padre, si Dios es tan poderoso, pidámosle que envíe la lluvia necesaria para revertir esta angustiante situación.»
– «Está bien, le pediremos al Señor, pero deberá haber una condición indispensable.»
– «¡Díganos cuál es!», respondieron todos.
– «Hay que pedírselo con fe, con mucha fe, contestó el sacerdote.»
– «¡Así lo haremos, y también vendremos a Misa todos los días!»
Los campesinos comenzaron a ir a Misa todos los días, pero las semanas transcurrían y la esperada lluvia no se hacía presente.
Un día, fueron todos a quejarse al párroco y reclamarle:
– «Padre, usted nos dijo que si le pedíamos con fe a Dios que enviara las lluvias,
Él iba a acceder a nuestras peticiones. Pero ya van varias semanas y no obtenemos respuesta alguna.»
– «¿Han pedido ustedes con fe verdadera?», les preguntó el párroco.
– «¡Sí, por supuesto!», respondieron al unísono.
– «Entonces, si dicen haber pedido con Fe verdadera. ¿por qué durante todos estos días ni uno solo de ustedes ha traído el paraguas?»
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