Dame tu Paz, Señor.
Esa Paz que escapa a toda comprensión de la mente humana.
Esa paz que serena mi alma y que me hace sentir que TÚ ESTAS CONMIGO y que…
¡ DONDE TÚ ESTAS NADA MALO PUEDE SUCEDERME !
Me cobijo bajo tus alas, sé que ahí siempre estaré segura, Gracias, Padre.
Amén.
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