Ahora que mi madre ya no está conmigo.
MADRE, desde aquel día que partiste me pregunté:
¿Qué sería de mi vida?…
Tal vez una veleta del destino, una nube sin rumbo fijo, y como si esas palabras hubieran llegado a tus oídos, una noche me hablaste entre mis sueños y me vi entre tus brazos.
Entonces me dijiste:
Hijo, hijo mío, no importa que no me veas, yo te contemplo desde el cielo, veo que a veces sufres, que sientes tristeza y soledad.
Aférrate a lo que anhelas y jamás pierdas la fe, demuestra el valor ante las adversidades y construye tu felicidad…
Desde entonces cada mañana aspiro el perfume matinal… En cada momento tengo tu imagen buena y sobre todo, recuerdo tus bellos consejos para no fracasar.
Hoy que es tu día vengo a adornar tu tumba, como tu adornabas mis prendas cuando me enseñaste a caminar. Vengo a depositar estas flores, como aquellas rosas que cultivabas en tu jardín para embellecer tu casa u ofrecerle a Dios cuando me enseñabas a rezar…
Vengo a llorar ante tu tumba, como cuando llorábamos juntos, al sentirnos golpeados por la vida, por tu enfermedad y sentíamos soledad..
Gracias madre. he sentido tus dulces palabras que tantas veces nos consolaban a todos tus hijos.
Y aquí en el altar que tengo dedicado a tu memoria… vivirás eternamente y hasta que contigo y ante Dios nos volvamos a encontrar…
Descansa en paz madre
Tu hijo que te quiere y siempre vivirás en el, nunca te olvidaremos madre…
Nos haces tanta falta, pero se que donde te encuentras nos sigues guiando los pasos y nos proteges como lo hacías en vida, hasta siempre. TE AMO.
REFLEXIONES PARA MAMÁ
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